Nunca me ha llamado la atención la época de los carnavales ni tampoco Haloween. Supongo que será que los disfraces no van para nada conmigo.
Antes en los pueblos la gente se disfrazaba en carnavales para que no les reconociesen y así poder vengarse de algo con alguien. Era la única forma de que algunas personas se contasen "verdades" unas a otras sin que pudiesen llegar a reconocerse. Los disfraces eran muy caseros, con lo que tenían más a su alcance. Era muy usual que los hombres se disfrazasen de mujeres y viceversa. Algunos, incluso aprovechaban para irse de escarceo disfrazados y no llegaban a descubrir sus rostros.
El carnaval ha evolucionado, y ahora ya es un tema como tantos otros con un matiz demasiado consumista. Entiendo que a algunas las personas a ésto les puede divertir, ¡ser alguien distinto por un rato!. Las tiendas publican sus propios catálogos con un amlio abanico de disfraces. La cuestión es hacer el agosto, en época de Carnaval, en Halloween, y así un año tras otro.
Y lo que es peor, el colegio, se empeñan en disfrazar a los niños pretendiendo que los padres que no tenemos tiempo, lo saquemos de donde sea para hacer disfraces.
ResponderEliminarEsi si, los niños que son los que cuentan se los pasan genial.
Firmado: elquetecuen.
Es verdad, todo tiene su lado consumista... carnavales, navidades, día de los enamorados... si es que "poderoso caballero es don dinero". Ágatha.
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