Considero que es un auténtico privilegio tener “Vacaciones” en Semana Santa. Es la "Santa Semana" por excelencia. Es un placer poder visitar lugares que no conoces, pueblos con su propia cultura que viven con auténtica pasión las Fiestas de Semana Santa.
Se me encoge el corazón al oír el repicar de los tambores y al escuchar las palabras y gritos de la gente al ver a su Virgen, su Santo, su Cristo pasar. Detrás de todo eso se vislumbran las horas y días de todo el año que han dedicado con pasión y esfuerzo para preparar las Procesiones de Semana Santa.
De pequeña visité en un par de ocasiones la Semana Santa en Baena, el pueblo de mis padres. Aquello me marcó un grato recuerdo. Ahora, al visitar otros pueblos, compruebo que la gente vive estas fechas con verdadera pasión. Reconozco que me gusta. Otros paisajes, otras culturas, muchísimos otros pequeños detalles... montar en bici ¡es verdad que nunca se olvida!, leer, mirar al horizonte, pan tostado con aceite en el desayuno, descansar… Sin horarios. “Santa Semana”.
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