Su cariño entrañable traspasa fronteras. Tantos años juntos, compartiendo vivencias, ha hecho que su amor perdure.
Él aún la sigue haciendo sonreír y ella dice que con él siempre se ríe. Es tal su compenetración que incluso en alguna ocasión de enfado, éste no permanece más de un minuto seguido en su ánimo.
Si él sufre, ella también lo hace junto a él, los baches los pasan juntos. Siguen velando por sus hijos día y noche, aún lo siguen haciendo tras su independencia.
Ese amor cultivado con esmero a lo largo del tiempo les ha dado sus mejores frutos, como el buen vino conservando su esencia en bodega.
Como el primer día, a pesar de que los años implacables no dan tregua a su salud cada día más menoscabada.
Dedicado a mis padres
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