Un par de semanas antes de la Navidad disfruto adornando con dedicación el árbol en el interior de mi casa, al igual que el Nacimiento, al que la chimenea le tiene reservado su lugar privilegiado.
De pequeña siempre me gustó la Navidad, ya han pasado muchísimos años desde aquellas mañanas de Reyes en las que madrugar era una emoción para poder correr al árbol y abrir tan sólo un regalo, porque no había para más, aunque eso sí, los Reyes casi siempre acertaban.
Aún recuerdo con emoción levantarme esa mañana y encontrar en el pasillo aquella bicicleta BH, aquel año los Reyes nos habían traído a mis hermanos y a mi el gran regalo que siempre habíamos querido.
Papá Noel nunca paseo por mi casa de pequeña. El empezó a invadir las noches de Nochebuena desde que tuve a mi primer hijo, y empezábamos a ser conscientes que las vacaciones de Navidad merecían ser disfrutadas con el primer regalo de Navidad, aquel que un señor con barba blanca dejaba junto al árbol.
La tradición de Reyes no pienso perderla, yo soy de las que cree en ellos, lo he vivido desde pequeña. Son momentos únicos y mágicos, aquellos que hacen conservar intacta la ilusión de la Navidad.
¡FELIZ NAVIDAD A TOD@S!