En este mundo donde los valores, lo real y lo básico se quedan relegados por lo superfluo, lo virtual y lo secundario, donde la comunicación ha dejado de ser un referente, donde el momento ya, aquí y ahora ha vencido a la meditación, donde, a pesar de todo, el nivel de satisfacción por las cosas se pierde al segundo de haberlas conseguido.
En este mundo tan imperfecto, quizás merece la pena hacer alguna reflexión para pensar sobre aquello que poco a poco hemos perdido, pero si a pesar de eso aún podemos dedicar un solo segundo de reflexión es porque aún nos quedan oportunidades para recuperar los valores que nos hagan sentir lo importante de un simple momento, un soplo de aire que nos haga volver a tomar aliento, SENTIR y SEGUIR, aunque ello suponga volver a tomar fuerzas cada segundo.
Me llamó la atención la referencia de un microrrelato de Gabriel García Márquez, acerca del DESENCANTO: "El drama del desencanto se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca a la escalera común, de modo que en el momento de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida". (Gabriel García Márquez, "Sin título", en Dos veces cuento: antología de microrrelatos).
PD: La esencia de nuestra propia vida se compone de muchos pequeños momentos. No dejes que el desencanto te haga perder detalles de ellos. La belleza de la vida está en tu cabeza
No hay comentarios:
Publicar un comentario