Todos en alguna ocasión hemos observado con la tranquilidad de no ser vistos, pero a su vez con el latido rápido de pensar que en algún momento podíamos ser descubiertos. Observar desde la mirilla a veces nos da una visión ampliada del campo visual, nos hace fijarnos en detalles que de otro modo nos pueden llegar a parecer imperceptibles.
Ver sin ser vistos, observar sin ser observados.
Tras la imagen distorsionada de ojo de pez la imaginación vuela enfocando e intentado dar nitidez a lo que vemos. Tan sólo nuestro cerebro será capaz de procesar lo que nuestro pensamiento quiere reflejar.
La personal e individual mirilla de cada persona, retrata en imágenes la realidad que la mente crea de nuestra propia vida.
Es muy cierto que aunque veamos lo mismo, cada uno de nosotros tiene una percepción distinta de lo que ocurre a nuestro alrededor, lo bueno poder contrastar cada opinión o simplemente cultivarnos, ya que nos podemos encontrar con situaciones muy curiosas.
ResponderEliminarTQO