Durante 4
años, 4 meses y 4 días has estado madurando como el buen vino.
Llegaste a
la agencia como un vino joven, apenas tenías la experiencia para comprobar lo
que es trabajar en publicidad.
Como el buen
vino “de crianza”, apuntabas a tener calidad, y supiste esperar un mínimo de 24
meses para comenzar tu proceso de envejecimiento.
Como el buen
vino “de reserva”, al alcanzar los 36 meses, y tras haber experimentado alegrías y tristezas, cosas buenas y otras no
tanto, transitando con gente de larga estancia en el tiempo y con otra de paso,
y tras muchas horas de dedicación, supiste que tu momento alcanzaba la plena
madurez.
Hay momentos
en los que hay que tomar decisiones, aunque duelan, aunque supongan saltos sin
red, simplemente el momento llega, está
ahí y hay que atraparlo. Dejar escapar el tren, “como bien te ha enseñado tu
madre” (que madre sólo hay una y siempre será la mejor) suponía no volver a verlo
pasar, había que subirse a él. Tu momento ha llegado.
Como el buen
vino “gran reserva” (generalmente a esta fase sólo llegan vinos pertenecientes
a cosechas sobresalientes), tienes que mostrar tus enseñanzas y vivencias adquiridas, para seguir envejeciendo y plasmando “como el buen
vino” sabores en tu vida que serán para
ti irrepetibles, y que no habrías vivido si hubieras permanecido estático
viendo cómo pasa el tren.
Ha llegado
el momento de descorchar la botella. ¡Salud! Te lo mereces.