Cuando se quiere tanto a una persona, se viven momentos desde su ausencia con un intenso dolor que nos ahoga, recordando cómo era esa persona y todo lo bueno que hemos vivido con ella, recordando todo aquello que nos ha hecho felices a su lado.
De nada sirve culpabilizarse en algunas cosas que nos hubiera gustado hacer de otra manera, si sufrimos es porque el amor mutuo es lo que siempre ha permanecido, y eso nadie, ni nosotros mismos, seremos capaces de borrarlo de nuestro pensamiento, aunque éste nos castigue por no poder compartir más momentos a su lado.
El ser humano es capaz de aguantar de forma incalculable momentos duros de la vida, pero minuto a minuto, cada día, millones de motivos nos rodean para mantener la ilusión siempre, a pesar de que nuestro compañero, el sufrimiento, nos obligue a acompañarnos en nuestro viaje, pero siempre debemos poner una sonrisa a la vida que aún nos reserva muchos días de felicidad gracias a las personas que están a nuestro lado.